Muchas personas con las que hablo en la calle e incluso en la iglesia piensan que tienen que «hacer» algo para que Dios perdone sus pecados. Algunas personas me han dado respuestas como: «Voy a intentar ser mejor, intentaré dejar mi pecado y Dios me va a perdonar».
No hay nada en nosotros lo suficientemente poderoso para poder quitarnos el pecado por nosotros mismos. Adán y Eva pensaron que podían quitarse el pecado cubriéndose con hojas de higuera, era la primera religión del mundo: pensar que con cubrirse con hojas podrían quitarse la vergüenza del pecado, pero eso no sirvió de nada.. Dios tuvo que intervenir, y mató un animal para cubrirlos con pieles, sangre tuvo que ser derramada.
Para muchas personas es imposible pensar que justicia viene por creer y no por hacer. Pensamos que podemos cambiarnos a nosotros mismos esforzándonos, intentándolo… pero eso solo desgasta porque ponemos la confianza en el lugar equivocado: en nosotros mismos.
Pero cuando entendemos que es Dios quien nos perdona por medio de Cristo ocurre un verdadero milagro: nuestros deseos cambian, el Espíritu Santo nos da un nuevo corazón y Dios nos justifica por haber creído en su Hijo.
Noé fue justificado no por construir el arca sino por creer que Dios enviaría el diluvio. Abraham fue justificado no por haber dejado embarazada a su mujer siendo de edad avanzada, sino por creer que Dios le haría padre de multitudes. Justicia viene por creer. Los justos viven por fe.
Por el contrario, Judás, el que entregó a Jesús, una vez que se dio cuenta que lo que había hecho estaba mal, devolvió el dinero que le habían dado los líderes religiosos por entregar a Cristo… En otras palabras, reconoció su pecado y fue a devolver las treinta piezas de plata. A nuestros ojos parecería que hizo lo correcto: darse cuenta de que pecó y devolver el dinero.. hasta ahí todo estaba bien, pero hizo algo mal: pensar que podía justificarse a sí mismo ahorcándose.. pensó que quitándose la vida pagaría por su pecado en lugar de creer que solo Cristo puede hacer eso.
Te animo a que tomes un momento para meditar en lo que significa poner toda tu fe en Cristo. Y quizá hoy tengas que tomar la decisión de arrepentirte por creer que tú tienes la fuerza de cambiarte. Coloca tu fe en Jesús, Él es el único que nunca pecó y el único que puede perdonarte. La única forma de ser justificados es creyendo en Él con todo nuestro corazón.
Gracias Jesús por tu sacrificio, por tu sangre, por justificarnos. Ayúdanos a poner toda nuestra confianza en ti y entender el poder de tu muerte y resurrección. Te amamos.
Jesús quien te salva, y el primer encuentro con Jesús lo recibes por fe y con la gracia de Dios. El perdón te llega por gracia, porque Dios es generoso. El arrepentimiento es obra de la gracia. Una vez recibes a Cristo y recibes el bautismo, empiezas un camino.
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Jesús habla de dos caminos el estrecho y el ancho. Moisés habla de la vida por practicar los mandamientos y de la muerte por no practicarlos. Pero ojo, no hacemos nada por nuestras propias fuerzas sino por la gracia de Dios (Juan 15, 5 dice Jesús: sin mi no podéis hacer nada).
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También recuerdo este pasaje: «:..21 No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?».
23 Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal»…» Los de este pasaje tenían fe para profetizar, para echar demonios y para hacer milagros, y como bien sabrás para hacer todas estas cosas hay que tener bastante fe, sin embargo se condenan. En el momento que te encuentras con Dios tienes que vivir el evangelio, si te alejas de eso, te puedes perder. Y las cosas no se hacen por nuestras propias fuerzas sino por gracia.
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También en la parábola de los talentos, el que tiene 5 talentos y saca 10 se salva, el que tiene dos talentos y saca 4 se salva. El que tiene 1 talento y lo entierra (el que no hace nada por el evangelio) se condena…
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La fe sin obras está muerta (Santiago), pero las obras se hacen por gracia)
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1 Corintios 13 si tengo fe para mover montañas y no tengo caridad, nada soy.
La gracia es la acción del Espíritu Santo en la vida de una persona.
Pero estoy de acuerdo en que por tus propias fuerzas no te salvas, te salva Dios. Son necesaria la fe y las obras. Y las obras son por la gracia de Dios, no por las propias fuerzas.
Perdóname, Mauricio, si no te gustan los comentarios, BÓRRALOS, POR FAVOR.
Sólo decirte que en el fondo estamos más cerca de lo que creemos porque tenemos al mismo Señor y Salvador, Jesucristo. Un mismo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y un mismo enemigo, el demonio. Me alegro de lo que Dios hace en tu vida y le doy las gracias a Dios por ello. Que este blog no es el mío y no tenía derecho a darte la lata con diferencias doctrinales. Así que perdona de nuevo. Dios te bendiga.
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Javier
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