Testimonio de una noche de evangelismo en Turquía

unnamedLlevo algunos días meditando en la situación actual de Turquía y en lo que parece que será el futuro de este país.

Algunas personas y líderes cristianos de este país dicen que es probable que el radicalismo islámico crezca y la persecución a los cristianos aumente de formas similares a las que ha ocurrido en países vecinos como Irán o Iraq.

Uno de los pensamientos recurrentes que he tenido durante estos días es que si realmente hay una persecución severa a los cristianos (aunque en algunas zonas del este de Turquía ya existe ese tipo de persecución), lo primero que el gobierno intentará hacer es deshacerse de la Biblia y cerrar puertas para que los turcos tengan acceso a la Biblia, ya que ha sido algo que ha ocurrido en los países vecinos.

Meditando en eso, decidimos tener una noche donde repartiríamos Nuevos Testamentos y poder aprovechar el tiempo de “gracia” para sembrar la palabra en este país.  Así que nos fuimos a la zona universitaria de la ciudad y comenzamos a hablar con algunos jóvenes y también a repartir Nuevos Testamentos.

Realmente que alguien acepte un Nuevo Testamento es un milagro, ya que la mayoría de las reacciones son: “Yo soy musulmán y no quiero una Biblia”. Pero fue muy especial lo que ocurrió ayer cuando fuimos a repartir los Nuevos Testamentos. Aunque al principio hubo mucho rechazo, pudimos tener algunas conversaciones y algunos pocos aceptaron un Nuevo Testamento.

Después alguien llamó a la policía para decir que estábamos repartiendo material cristiano y la policía vino a decirnos que teníamos que irnos y que no podíamos dar Biblias (aunque actualmente Turquía es el país musulmán con mayor libertad y no hay ninguna ley que impida que regalemos Biblias). Por un momento la policía estaba tan ofendida que parecía que querían llevarnos con ellos, pero al ver que no entendíamos lo que nos decían y que éramos extranjeros solo nos intimidaron y se fueron.

Fue sorprendente lo que ocurrió después de que la policía viniera. Era como si los cielos se hubieran abierto. ¡Incluso algunas personas vinieron a pedirnos Nuevos Testamentos y la gente parecía estar abierta y querer hablar con nosotros! Me acordé de una escritura del libro de Éxodo 1:12 que dice que “cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más se extendían”. Fue exactamente lo que ocurrió ayer en la noche, y entendí que cuando el reino de las tinieblas intenta oprimir al pueblo de Dios, ocurre lo opuesto, el pueblo se multiplica y la palabra se extiende.

Pocos minutos después comenzamos a hablar con un jóven de 16 años que se llama Erhan. Decía que era ateo pero cuando le comenzamos a preguntar sobre la eternidad y sobre los mandamientos de Dios, decía que era culpable y que iría al infierno. Se podía ver convicción de pecado sobre su vida. Entonces le preguntamos: “Erhan, ¿qué pensarías de alguien que pagara por ti y tomara tu lugar?” y respondió: “Si alguien hiciera eso por mí, sería mi Salvador”. Le dije: “Erhan, yo también soy culpable y no puedo pagar por ti, tendría que ser alguien inocente, que nunca hubiera pecado.”. Erhan me interrumpió emotivamente y me dijo: “¡Ya sé quién es el único que puede pagar por mí!”. Respondi: ¿Quién?  y me dijo: “Jesús”.

Fue un momento maravilloso. Erhan tuvo revelación de la cruz y su amigo que estaba a lado también estaba muy conmovido. Le explicamos acerca del arrepentimiento y de poner nuestra fe absoluta en Jesús.

Erhan nos dijo que esa noche leería la Biblia y que hablaría con Cristo. Antes de despedirse nos dijo: «Por favor lleven este mensaje a todas las personas en este país, necesitan escucharlo”.  Escuchar eso de un turco de 16 años me conmovió, ya que algo en el corazón de este jóven había entendido que la única esperanza para una nación esta en Jesús.

Al final de la noche pudimos repartir todos los Nuevos Testamentos que habíamos llevado y todas las postales evangelísticas. Dios es fiel y nada impedirá que el reino de Jesús avance en la tierra.

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