Ocho consejos para evangelizar

Captura de pantalla 2015-08-05 a la(s) 13.59.58Gracias por ser una voz que clama en el desierto de tu ciudad y por salir de tu comodidad para hablar con las personas acerca de Jesús. Me gustaría darte ocho consejos que te serán útiles cuando compartas las buenas noticias de la cruz con personas en la calle. Sigue leyendo

Ryan, el universitario libanés

Hace dos días Brittney me dio un papel donde escribió una imagen que había tenido para mi viaje en Líbano.
FullSizeRenderLa visión que tuvo Brittney era de «una iglesia católica o episcopal, algo parecido a una capilla pequeña, rodeada de árboles. En un monte.. y ahí haremos contactos.»

Esta tarde en Beirut comenzamos a subir una cuesta y llegamos a una universidad, dentro de la universidad encontramos una capilla rodeada de árboles.IMG_2124 Estábamos bastante sorprendidos y sabíamos que Dios quería que habláramos con alguien ahí. Fue entonces cuando conocimos a Ryan, un joven musulmán que está estudiando en esa universidad.

Comenzamos a hablarle acerca del momento que estaremos delante de Dios y todo lo que hemos hecho saldrá a la luz. Ryan era consciente de su pecado y sabía que era culpable. Entonces comencé a hablarle acerca de que había alguien que había ocupado su lugar y pagado por él. Ryan no podía entenderlo y una y otra vez me decía que no era justo que nadie pagara por él. Le expliqué que Cristo es el único que podía pagar por nosotros porque él fue el único que nunca pecó.

IMG_2149Ryan parecía estar confundido por lo que le decía, y se notaba una lucha que tenía en su mente ya que toda su vida le enseñaron que nadie puede pagar por ti. La verdad es que una vez más me di cuenta que si el Espíritu Santo no nos revela a Cristo como Salvador nunca podremos verlo por nosotros mismos. Le ofrecí un Nuevo Testamento a Ryan y para mi sorpresa lo aceptó! Lo abrió y comenzó a leer, aunque sus amigos llegaron en ese momento.

Por favor ayúdenme a orar para que el Espíritu Santo siga convenciéndolo de su pecado y para que tenga hambre por leer el Nuevo Testamento que le dimos. Sabemos que a nosotros nos tocó sembrar en su vida pero solo Dios puede dar el crecimiento.

Nada se compara a compartir el mensaje de la cruz con otras personas. Y aunque no siempre nos toca ver el fruto, sabemos que Su Palabra ¡nunca vuelve vacía!

La cosecha se acerca a Turquía

turquia1A pocas semanas de terminar nuestro tiempo en Turquía, hoy he tenido un encuentro muy especial con Ahmet (nombre en clave), un hombre que entró al local de la iglesia durante nuestra reunión semanal de alabanza. Esto es un resumen de lo que me ha dicho:

Cuando nací me hicieron musulmán, pero yo nunca elegí serlo. El Islam nos enseña que tenemos libertad para elegir cualquier creencia, pero si decides ser cristiano te matan. Yo no quiero seguir a Alah solo porque me enseñan a tenerle miedo. Yo quiero seguir a Dios porque verdaderamente le amo. Trabajo en las fuerzas aéreas y entrar en una iglesia cristiana podría significar perder mi trabajo, pero después de mucho tiempo de pensarlo, he decidido que no me importaría perder mi trabajo si conozco al Dios verdadero. Quiero conocer a Dios de verdad.  Sigue leyendo

Testimonio de una noche de evangelismo en Turquía

unnamedLlevo algunos días meditando en la situación actual de Turquía y en lo que parece que será el futuro de este país.

Algunas personas y líderes cristianos de este país dicen que es probable que el radicalismo islámico crezca y la persecución a los cristianos aumente de formas similares a las que ha ocurrido en países vecinos como Irán o Iraq.

Uno de los pensamientos recurrentes que he tenido durante estos días es que si realmente hay una persecución severa a los cristianos (aunque en algunas zonas del este de Turquía ya existe ese tipo de persecución), lo primero que el gobierno intentará hacer es deshacerse de la Biblia y cerrar puertas para que los turcos tengan acceso a la Biblia, ya que ha sido algo que ha ocurrido en los países vecinos. Sigue leyendo

Cinco ventajas de servir en comunidad

10485530_10152601456633618_2613980963917145099_nEstamos terminando el primer tercio de nuestro tiempo en Turquía y quería aprovechar para escribir algunas cosas que he aprendido durante este tiempo viviendo y ministrando en comunidad.

Una de las particularidades de este viaje es que hemos venido a servir como grupo y no como individuos. Durante este primer mes me he dado cuenta de lo maravilloso que es trabajar en equipo y de lo agradecido que estoy con Dios por habernos dado esta oportunidad. Estas son 5 cosas que he aprendido de vivir y servir en comunidad:
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Un testimonio de Turquía

10550973_898502856846254_4319330286837847534_nHace dos semanas durante el tiempo de evangelismo con la iglesia local en la que estamos sirviendo en Turquía, conocí a un grupo de jóvenes universitarios. Mientras hablábamos con ellos comenzó a dolerme la cabeza muy fuerte, así que pensé que quizá alguno de ellos tenía dolor y les pregunté. Una de las chicas del grupo dijo que sufre de migrañas, entonces le pregunté si podía orar por ella y me dijo que sí. Después de orar estuvimos hablando un poco más y luego nos despedimos de ellos.

Al día siguiente, después de la reunión en la iglesia, estábamos con otros dos jóvenes turcos que habíamos conocido tiempo semanas antes. Los dos jóvenes habían venido a la iglesia y después de la reunión fuimos a comer con ellos. Después de comer fuimos a buscar una cafetería y mientras caminábamos vimos una que nos llamó la atención. Entramos ahí y para nuestra sorpresa se encontraban los universitarios que el día anterior habíamos conocido en la calle. Sigue leyendo

Crónica: Cómo los discípulos: Aranjuez. Segunda parte.

Si aún no has leído la primera parte de la crónica puedes hacerlo en este enlace: Primera Parte. Si ya leíste la primera parte entonces puedes continuar leyendo, 🙂 Es increíble lo que descubres de Dios cuando ves el «cuadro completo» de lo que Él quería hacer durante ese fin de semana en Aranjuez. Te animo a que tengas paciencia y leas cada historia de esta segunda parte de la crónica.

Diego y DJ Jumper

-1Mi equipo estaba formado por Brittney y Emily. Comenzamos a caminar por el centro de Aranjuez intentando hablar con algunas personas pero nadie quería hablar con nosotros. Entonces a lo lejos vimos una iglesia y nos acordamos que alguien en el grupo había visto la palabra «iglesia» antes de que salieramos de Madrid. Así que nos dirigimos hacia la iglesia y vimos personas saliendo de misa.

Entonces vimos a tres adolescentes sentados en el suelo de espaldas a la gente, un chico llamado Diego y dos chicas.  Nos acercamos a ellos y comenzamos a hacerles preguntas acerca de eternidad. Las chicas comenzaron a ponerse nerviosas y a los pocos minutos se fueron. Diego comenzó a hablar con nosotros y nos hacía preguntas bastante interesantes sobre Dios. El corazón de Diego nos encantó, nos hablaba de una manera muy honesta y auténtica, nos dijo que si el cielo y el infierno fueran reales él iría al infierno.  Al poco tiempo llegó su amigo Jumper y también estuvimos hablando con él.

Algo que me encantó de conocer a Diego y a Jumper es que estuvimos hablando con ellos al menos tres horas, sin prisas, bajo la lluvia, conociéndolos, hablando sobre la eternidad, sobre la importancia de arrepentirnos de nuestros pecados y sobre Cristo, pero también sobre nuestras familias, sus sueños, su vida y sus miedos. Jumper me habló sobre su afición por la música electrónica y Diego nos habló sobre su familia y muchas cosas profundas de su vida. Pude entender un poco más el corazón de Dios que se interesa por cada área de nuestra vida y conoce cada detalle de nuestras vidas, y de esa misma forma desea que le conozcamos. 

Pablo, el vendedor de libros, sin saberlo alimentó a 9 personas

Mientras hablábamos con Diego y Jumper vimos a lo lejos a otro de nuestros equipos formado por Ramón, Shirley y Maru caminando a lo lejos.  Horas antes ellos habían sentido ir al mercadillo de la ciudad y detenerse en un puesto específico donde un hombre vendía libros. Entonces comenzó a llover muy fuerte y ellos ayudaron a Pablo, el dueño del puesto, a recoger todos los libros y guardarlos para que no se mojaran.  Mientras recogían los libros,  Ramón, Shirley y Maru comenzaron a hablar con Pablo sobre la importancia de estar preparado para la eternidad.

Después de recoger toda la mercancía, Pablo le dio a Shirley un billete de cinco euros. Shirley explicó que nada de lo que hacemos es por dinero, pero Pablo insistió en darle el billete. Agradecidos, con ese dinero compraron tres barras de pan, un paquete de mortadella, una coca cola de litro y medio y una botella de agua. Pero ellos decidieron seguir caminando hasta encontrarse con otro equipo para poder compartir la comida. Fue entonces cuando vieron a mi equipo hablando con Diego y Jumper.

Ramón, Shirley y Maru también comenzaron a hablar con Diego y Jumper, a quienes les ofrecimos comida pero no quisieron aceptarla.  Mientras todo eso ocurría no paraba de llover y hacía mucho frío, así que aprovechamos para seguir hablando con nuestros nuevos amigos. Les preguntamos a Diego y a Jumper si nos dejaban orar por ellos y comenzamos a orar por ellos en plena calle y a todo pulmón, poniendo nuestras manos sobre ellos y orando palabras específicas que sentíamos de parte de Dios para ellos. Mientras orábamos por ellos, el equipo formado por Nico, Mariana y Ana nos vieron a lo lejos y se acercaron a nosotros, sorprendidos de que estuvieramos orando con unos desconocidos. Ellos también pudieron comer bocadillo de mortadella. Sin darse cuenta, Pablo, el vendedor de libros, dio de comer y beber a 9 personas de nuestro grupo. Vimos la provisión de Dios de una manera tan real mientras nos preocupábamos por mostrar el amor de Dios a Diego y a Jumper.

Predicando en la plaza del ayuntamiento

-4Después de estar bastante tiempo junto a la iglesia, le pedimos a Diego que nos llevara a la plaza principal de Aranjuez para que predicáramos. Nos llevó a la plaza y ahí estaban otros de sus amigos. Seguía lloviendo en Aranjuez pero les preguntamos si querían escucharnos predicar.

Diego parecía no tener problema con escucharnos, así que comenzamos a predicar en medio de la plaza como si hubieran decenas de personas, aunque realmente los únicos que nos escucharon fueron Diego y sus amigos.  Yo estaba impactado de cómo Dios había preparado cada momento y confiando en que la palabra de Dios no vuelve vacía. No nos importaba que lloviera ni el frío que hacía, porque todo merecía la pena cuando veíamos a Diego escuchar el mensaje de la cruz.

Dos chicas «hambrientas» hablando fuera de los 100 Montaditos

-5El tiempo pasaba y Diego y sus amigos tuvieron que irse. Los equipos que estábamos en la plaza decidimos volver a separarnos. Personalmente yo estaba muerto de frío, no sentía las manos, pero intentaba mantener un corazón agradecido y no preocuparme por nada más que buscar el reino de Dios. Llovía mucho y comencé a desanimarme. Casi no había gente en la calle y no sabía muy bien qué hacer ni a dónde ir. Entonces comencé a dar gracias a Dios por lo que Él estaba haciendo y adorarlo simplemente por quien Él es. En este tipo de viajes hay momentos emocionalmente duros, pero sobre las 8pm las nubes se quitaron y pudimos ver el sol!!!  Tuvimos un par de conversaciones bastante interesantes con algunas personas y volvimos a ver al equipo de Nico, Mariana y Ana. Entonces comenzamos a caminar juntos y Ana y Mariana comenzaron a hablar con un grupo de amigas que estaban entrando a los «100 Montaditos» (una cadena de comida).

Lo sorprendente es que dos chicas de ese grupo decidieron no entrar a los Montaditos para seguir hablando con Ana y con Mariana. Sus amigas salían cada 5 minutos para insistirles en que entraran con ellas, pero estas chicas absorbían todo lo que Ana y Mariana decían. Me sorprendió el hambre espiritual de estas chicas, que a pesar de la presión del resto de sus amigas decidieron escuchar el mensaje de la cruz.

Un hombre marroquí nos invita un café y un chico jóven sanado de su tobillo

Seguimos caminando por la ciudad y hablamos con unos chicos adolescentes «skater» que no nos hicieron mucho caso. Entonces decidimos volver a la plaza principal del Ayuntamiento ya que con el sol había mucho más gente caminando por la ciudad. Cuando llegamos nuevamente a la plaza del ayuntamiento nos encontramos con el equipo de Ramón, Shirley y Maru. Ramón estaba muy emocionado y nos quería contar todo lo que Dios había hecho en el tiempo que nos separamos así que decidí grabarlo en vídeo para que podáis escuchar este testimonio de primera mano:

La mujer maltratada por su esposo

-9Seguimos en la plaza del ayuntamiento y ahí nos juntamos todos los equipos. Incluidos los equipos que comieron en la casa del hombre del que escribí en la primera parte de la crónica.  El resto de la tarde hasta la noche estuvimos predicando y hablando con la gente en esa plaza. Una de las personas con las que hablamos era una mujer cristiana que era maltratada por su marido. Lloramos con ella y oramos por su situación. Entendí que es importante escuchar a las personas y conectar con su dolor. Cada persona que vemos en la calle tiene una historia que desconocemos, pero que si dedicamos tiempo a escuchar nos podemos sorprender.

Mujer sanada de un dolor de mano

En esa misma plaza había un matrimonio, una mujer que tenía una venda en la mano y su marido que estaba en silla de ruedas, con esclerosis múltiple, que solo podía mover la cabeza pero no podía mover ninguna parte de su cuerpo. Comenzamos a hablar con ellos y entonces le preguntamos a la mujer si nos dejaba orar por su mano. El dolor se le fue completamente!!! Podéis ver la reacción de esta mujer después de que oramos por ella:

Hombre comienza a mover los hombros

El esposo de la mujer sanada del dolor de mano estaba sorprendido de lo que su mujer decía. Se respiraba fe en el ambiente así que le preguntamos si nos dejaba orar por él. Este hombre no podía mover nada de su cuerpo, solamente su rostro. Después de orar comenzó a mover los hombros, fue algo impresionante. Yo quería llorar de la emoción que tenía. Él nos dijo que de cada 100 veces que su cerebro ordenaba a sus hombros moverse solamente respondía 1. Y después de que oramos nos dijo: Ahora he mandado 3 veces y las 3 veces mis hombros han respondido. Podéis ver el vídeo, prestad atención a lo que él dice y la sonrisa que pone al final del vídeo, es maravilloso lo que Dios hizo!!!

Después de ver lo que Dios hizo le preguntamos si nos dejaba volver a orar. No quizo que siguiéramos orando, le entró temor. Nos dijo que lo que Dios había hecho era suficiente porque eso no podía hacerlo antes. Yo creo que su mente tuvo un choque con el poder de Dios y el temor hizo que no quisiera que siguieramos orando. Aún así yo estaba realmente impactado del amor que Dios tiene por nosotros, por cada persona, por aquellos que lo aman y por aquellos que no lo aman. Dios nos amó primero, incluso cuando nosotros no le conocíamos.

Queen Aranjuez

El tiempo pasaba muy rápido y comenzó a volver a hacer frío. Hablábamos con muchas personas y la presencia de Dios era palpable en la plaza. Ya era la medianoche y no sabíamos cómo ibamos a dormir. Seguíamos en la plaza principal hablando con los jóvenes que estaban en la plaza. Yo no aguantaba el frío y tenía mucho sueño.  Entonces comenzamos a orar para que Dios proveyera un lugar para dormir y no pasar frío. Yo le pedí a Dios que enviara a alguien pronto pero que no quería pasar más frío, estaba temblando y no podía mover las manos.  Entonces se acercaron dos chicas que repartían flyers de discotecas y nos dijeron si queríamos ir a una. Yo les dije que no teníamos dinero y que lo que necesitábamos era un lugar para dormir.

970221_611411718870403_2132600008_nEntonces la chica me dijo que podíamos ir a la discoteca y al menos no pasar frío en la calle. Minutos antes yo le había pedido a Dios un lugar donde no pasar más frío, así que le dije que iríamos pero que nos esperara a que terminaramos de hablar con unos jóvenes a los que estábamos evangelizando. La chica estaba sorprendida de que fueramos cristianos, pero quería ayudarnos a no pasar frío. La discoteca no era el lugar que me imaginaría como respuesta divina, pero Dios tenía un plan increíble que no nos imaginábamos. Nos esperaron alrededor de 1 hora y a la 1 de la mañana fuimos a una discoteca que se llama Queen, casualmente había una fiesta llamada «Mustache Party» y nos regalaron «bigotes» de papel.

943443_611411772203731_1104237886_nCuando entramos a Queen comencé a darle gracias a Dios por tener un lugar para protegernos del frío. La música sonaba y la gente llegaba con mucha energía para bailar. Algo que ocurrió en ese tiempo es que Shirley se encontró algunas monedas en el suelo de la discoteca.  Al principio teníamos mucha adrenalina de todo lo que estaba pasando, pero el sueño nos ganó y comenzamos a  quedarnos dormidos en algunas sillas y en el suelo. Una hora y media después el jefe de seguridad nos despertó y nos dijo que dábamos mala imagen a la discoteca y que teníamos que irnos a nuestra casa.  Así que a las 3 de la mañana nos salimos de Queen y uno de los chicos de nuestro equipo comenzó a hablar con el jefe de seguridad explicándole toda la historia. El jefe de seguridad estaba muy sorprendido y nos dijo que si él hubiera sabido nuestra historia nos habría dejado dormir. De hecho nos invitó a volver a entrar y a dejarnos dormir siempre que no fueramos muy descarados para que la gente no se diera cuenta.  Nosotros decidimos no entrar ya que sentíamos que Dios tenía algo más. El tiempo pasaba y el frío era cada vez más intenso. No sabíamos muy bien qué hacer así que decidimos ir hacia la estación de autobuses e intentar volver en un bus nocturno hacia Madrid.

Inti, Alex y los 18 peregrinos

Eran las 3 de la mañana. Habíamos caminado a penas algunos metros alejándonos de la discoteca «Queen» cuando vimos a un grupo de amigos que estaban de fiesta y vi que uno de ellos caminaba con dificultad. Le pregunté qué es lo que le ocurría y nos dijo que le dolía la rodilla. Le preguntamos si nos dejaba orar por él y nos dijo que sí. El dolor le disminuyó pero no se le fue completamente. Después de orar le dije que si conocía dónde podríamos dormir 18 personas que no tenían dinero. Sorprendido me dijo que su amigo «Inti» tenía una casa donde cabían 18 personas. Le dije que si podía preguntar a su amigo si pudiera hospedarnos.  Su amigo Inti, un chico de aproximadamente 19 años,  «casualmente» nos había visto predicar en la plaza del ayuntamiento horas antes. Y sin conocernos de nada más, nos dijo que su madre tenía una casa donde cabíamos 18 personas pero que teníamos que caminar durante al menos 1 hora. Sus madre y su padrastro estaban fuera durante el fin de semana y la casa estaba vacía. Su única condición era que un amigo suyo llamado Alex quisiera venir también, ya que quería que alguien que él conociera también estuviera ahí. Alex accedió a venir. Me sorprendió que quisiera dejarnos dormir a 18 desconocidos. La mano de Dios era evidente. Caminamos durante más o menos 70 minutos. Mientras caminamos Inti le dijo a su amigo Alex: Nunca le digas a nadie que dejé dormir a 18 peregrinos en mi casa.

-11Llegamos a casa de Inti casi a las 5 de la mañana, agradecidos por su generosidad. Nos ofreció la comida que tenía. Cuatro chicas del grupo durmieron en camas, otros tantos en sofa y los demás en el suelo.

-13Dormimos algunas horas que nos sirvieron para descansar el cuerpo y quitarnos el frío.  Al día siguiente salimos de casa de Inti sobre las 10 de la mañana. Antes de irme le hice foto a su casa.

Alex y la vuelta a Madrid

Al día siguiente mientras caminábamos a una parada de autobús que estaba cerca de casa de Inti una de las chicas del grupo se acercó a mí y me dijo que tenía que hablar conmigo. Entonces me dijo que el equipo pastoral de nuestra iglesia local le había dado un sobre el viernes destinado a nuestra vuelta. Nadie del grupo sabía acerca de la existencia de este sobre. Cuando lo abrimos había 40€ y la escritura de Filipenses 4:19. Cuando nos subimos al autobus para pagar nos llevamos una sorpresa, volver 18 personas a Madrid en autobus costaba 75€. Así que la conductora nos dijo que era considerablemente más barato volver en tren. Tuvimos que volver a caminar mas o menos 70 minutos para llegar a la estación, estábamos cansados pero fue un tiempo increíble para hablar con Alex, el amigo de Inti. Alex es católico ortodoxo y estaba muy sorprendido de nuestra historia. Pude compartirle mi testimonio y hablarle de muchas de las cosas que Dios ha hecho en estos meses. Su corazón absorbía cada palabra que le compartíamos.

Al llegar a la estación de tren nos faltaba solo 1,80€. Parecía ilógico que tuvieramos el dinero necesario para que pudieramos volver pero que nos faltara solo 1,80€.  No queríamos pedir el dinero a nadie y realmente yo estaba algo preocupado. De repente se acercó un señor a preguntarnos qué es lo que nos pasaba y le dijimos lo que pasaba. Él se ofreció a darnos el dinero que faltaba y pudimos comprar todos los billetes para volver a Madrid.

El tiempo en el tren fue increíble. Tuvimos un par de conversaciones con otros dos viajeros. Creo que esto es lo que más me gustó de este viaje, el poder compartir con todas las personas que se nos pusieran en frente, en usar nuestra energía para establecer el reino de Jesús y compartir el mensaje de la cruz con todo aquel que quisiera escucharnos.

Este viaje fue uno de los más cansados para mí por las condiciones metereológicas que experimentamos. Pero al ver el «cuadro grande» de todo el fin de semana y ver lo que Dios hizo en tantas vidas volvería a hacer este viaje mil veces más. No importa renunciar a nuestra comodidad con tal de ver a Jesús en medio de nosotros y ver su mano tocando las vidas de las personas que están a nuestro alrededor.

Si buscas primero el reino de Dios, todo lo demás viene añadido. Todo. Espero que este tercer viaje os haya retado y animado. Tenemos un Dios que ama a las personas con una pasión desbordante, un Rey que dio todo para que estemos con él, y que quiere salvar todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo.

Crónica: Cómo los discípulos: Aranjuez. Primera parte.

264562_424108557688244_1919882226_nMuchos de vosotros habéis leído las crónicas de los primeros dos viajes que hice con algunos amigos de Madrid. Estos viajes los hicimos «como los discípulos» de Jesús y tener la misma experiencia que vivieron “los doce” (Lucas 9) y “los setenta” (Lucas 10) cuando fueron enviados por Jesús sin dinero, sin comida, sin agua, sin mochila y sin saber dónde dormir.

El destino de nuestro tercer viaje fue Aranjuez, una ciudad famosa por albergar uno de los cuatro Palacios Reales más importantes que existen en España. Este fin de semana ocurrieron muchas cosas por lo que dividiré la crónica en dos partes debido a la longitud de los testimonios. En esta entrada puedes leer la primera parte. Allá vamos!

La noche anterior del viaje le pregunté a Dios qué es lo quería hablarnos sobre este viaje y me encontré con Lucas 12. Te recomiendo que lo leas ya que gracias a ese capítulo mi fe se mantuvo firme en los momentos difíciles del fin de semana. Específicamente los versículos que me marcaron fueron Lucas 12:29-31:

«Vosotros, pues, no busquéis qué habéis de comer, ni qué habéis de beber, y no estéis preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. Mas buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas.»

Con estas palabras decidimos que no buscaríamos ni nos preocuparíamos por la comida ni bebida, y que nuestra energía únicamente se concentraría en predicar la cruz, orar por enfermos y amar a la gente en el nombre de Jesús. Todo lo demás vendría añadido.

El sábado 18 de mayo del 2013 nos reunimos 18 personas (12 mujeres y 6 hombres) a las 10:00h en nuestro local en Madrid para orar por el viaje y preguntarle al Espíritu Santo qué es lo que quería hacer. Algo que nos llamó la atención es que tres personas tuvieron la visión del nombre de «Manuel» (nombre en clave por respetar la privacidad de las personas involucradas)  mientras orábamos.

-6Llegamos a Aranjuez alrededor de las 12:45h y nos dividimos en 6 equipos (3 personas por equipo). A continuación vas a leer dos historias que vivieron dos equipos y que corresponden a la visión que nos dio el Espíritu Santo sobre el nombre de Manuel (nombre en clave). Están relacionadas así que te animo a que tengas paciencia y leas las dos, es impresionante cómo Dios obra. Cada una de estos testimonios está narrado por miembros del equipo que lo vivieron.

Primera historia: Manuel Andrés (nombre en clave). Parte 1
(Equipo 1: Miguel Ángel, Marisa y Claudia. Testimonio narrado por Marisa)

Por la mañana nuestro equipo se encontró con un hombre de 68 años que se llamaba Manuel Andrés. (nombre en clave que corresponde al nombre que vimos antes de salir de Madrid). Venía dando voces por la calle anunciando un restaurante donde ir a comer porque se le habían terminado las tarjetas que repartía con la información del restaurante. Caminaba apoyándose sobre un bastón y parecía que tenía un problema en la rodilla. Hablamos con él. Le explicamos quienes éramos y qué hacíamos allí, y le preguntamos qué le pasaba a su rodilla. Nos dijo que le habían operado dos veces y que tenía mucho dolor. La primera vez fue porque tuvo un accidente montando en moto con un familiar. Después de aquella operación, una persona con unas copas de más le había empujado y le había tirado al suelo provocando de nuevo la rotura de su rodilla, por lo que tuvieron que operarle de nuevo. Nos dejó orar por él y el dolor se le redujo considerablemente, aunque no se le quitó del todo. Volvimos a orar por segunda vez y nos confirmó que le dolía mucho menos que antes, pero aún le dolía un poco. Le preguntamos si había perdonado al familiar con el que tuvo el accidente en la moto y nos dijo que sí, pero sin embargo, reconoció que tenía mucho rencor hacia la persona que le había empujado y que deseaba que se hiciera justicia y la metieran en la cárcel por lo que había hecho con él. Le hablamos sobre la cruz, el perdón de Dios de nuestros pecados y sobre la necesidad que tenemos de perdonar para ser libres del rencor y de la amargura. Se puso a llorar y nos contó que lo estaba pasando muy mal económicamente. Reconoció que estaba sufriendo mucho, y que le había pedido ayuda económica a un hermano suyo, pero se la había negado.

Confesó que a su hermano lo había perdonado, pero no quería perdonar a la persona que le había empujado causándole la rotura de la rodilla. Volvimos a orar por él porque continuaba llorando, y nos despedimos. Cuando nos íbamos nos siguió y nos volvió a llamar. Nos preguntó dónde íbamos a comer, y le dijimos que no lo sabíamos porque no teníamos dinero. Nos ofreció ir al restaurante para el que trabajaba e invitarnos a comer un menú que él pagaría cuando cobrara por su trabajo. No se lo aceptamos. Le dijimos que él necesitaba ese dinero y que Dios supliría nuestra necesidad de comida. Antes de despedirnos le dimos un abrazo cada uno. Él seguía llorando. Insistimos en que necesitaba perdonar para tener paz, pero no quiso hacerlo.

Me empezó a doler la espalda, por lo que les pedí a Miguel Ángel y a Claudia que orasen por mí. Lo hicieron, pero el dolor continuaba. Como llovía nos refugiamos bajo la techumbre de una zapatería. Pasaron algunas personas por allí pero nadie nos dejó orar por ellos. Hacía frío y estábamos incómodos. Pensamos en buscar una iglesia y meternos allí para entrar en calor. Cuando íbamos a salir de allí vimos que se acercaba el equipo 2:  (Francisco, Wai y Cristina) con un hombre. Nos saludamos y les preguntamos a dónde iban, y nos dijeron que se iban a comer. Nos preguntaron si habíamos comido y les dijimos que no.

Hago un corte en esta historia porque quiero que leas el comienzo de la segunda historia. Hasta el momento donde el equipo 1 y el equipo 2 se encuentran.

Segunda historia: Manuel (nombre en clave por respetar su privacidad). Parte 1
(Equipo 2: Francisco, Wai y Cristina. Testimonio narrado por Wai)

Al llegar a Aranjuez nos dirigimos al centro de la ciudad, buscando una plaza con terrazas y fuente según lo que Dios nos había mostrado. Hablamos primero con un cubano (Miguel) y con una sra. Italiana (Morena) ambos repartiendo publicidad de restaurantes. Les compartimos el evangelio y seguimos nuestro camino.

Al caminar… empezó a llover super fuerte y a granizar. Nos detuvimos abajo de un edificio para refugiarnos. En ese momento habian otras chicas a la derecha, pensamos en hablarles, pero se fueron de ahí. Luego intentamos con otra señora que se habia refugiado ahí tambien pero se marchó antes de que pudieramos acercarnos a ella. Por lo que decidimos orar para que Dios nos guiara… estaba aún granizando y los tres estabamos bajo el mismo paraguas. Entonces se acercó un señor, con publicidad de otro restaurante, y le dijimos que no teníamos dinero. No le dimos detalles de por qué no teníamos dinero… él nos habló cosas de su vida y luego cuando ya se marchaba dijo: Los invito a beber algo… vengan. Esto nos sorprendió… porque no habiamos insinuando o pedido nada!!! Eran alrededor de las 14:45.

Lo seguimos a este señor. Nos daba verguenza que nos regalara algo al principio pero luego entendimos que esto era de Dios y que habia un propósito. Nos llamo hacia dentro del bar, nos dio bebida y unos bocadillos de pan y queso. Él se movía mucho, entraba y salía del bar así que fue dificil hablarle al principio.

En un momento le dijo a Francisco… «Tu eres evangélico». Hasta ese momento no le habíamos explicado nada de nuestro viaje ni intención… Nos contó que había recibido al Señor hace mucho tiempo pero que ahora estaba muy alejado. Pero que la noche anterior había leído la biblia… y nosotros estábamos impresionados. Entonces Francisco le pregunta… ¿Cual es tu nombre? y el hombre le dice Manuel (nombre en clave que corresponde al nombre que vimos antes de salir de Madrid). En ese momento todo cobró sentido. Manuel seguía moviéndose (conoce a mucha gente del pueblo) y después nos dijo: os voy a invitar a comer.

Nosotros más agradecidos con Dios no podíamos estar… nos estaba mostrando de su fidelidad con estas cosas. Ya estabamos super agradecidos y satisfechos con el bocadillo, pero más que comida esto se iba a tratar de la vida espiritual de Manuel… Dios le estaba llamando por nombre.

Camino a casa de Manuel, nos encontramos con el equipo 1.  Al verles nos preguntaron a dónde íbamos.  Nos dio un poco de miedo que fuésemos muchas personas para comer en casa de Manuel, pero él nos dijo: donde comen 4 comen 7, y en casa tengo a otro más, así que seremos 8.

Primera y segunda historia unidas después de que los equipos se encontraron en la calle y se dirigían a comer en casa de Manuel (Narrada por Marisa y Wai)

Marisa: De camino a casa de Manuel nos preguntó si comíamos de todo a lo que yo respondí que no puedo tomar gluten ni lácteos. Me impresionó la pregunta porque antes de salir de casa yo había pensado que esta restricción alimenticia podía ser un problema en el caso de que nos ofrecieran pan o bocadillos. Por otro lado pensaba que si Dios nos daba pan sería que podía comerlo, aunque médicamente no fuera lo más conveniente. En el fondo sabía que Dios podía darme lo que yo necesitaba y tenía expectativa por ver que sucedía ese día, pero había decidido no pensar demasiado en ello. Si tenía que pasar un día sin comer tampoco me importaba demasiado.  Cuando llegamos al supermercado los chicos acompañaron a Manuel a coger las cosas y las chicas les esperamos  fuera. Cuál fue mi sorpresa cuando salieron con un montón de verduras, ensaladas, arroz, cazón…en fin, todo sin gluten excepto un par de barras de pan. Llegamos a casa de Manuel y mientras algunos se acomodaron en el salón, otros nos ofrecimos a ayudarle en la cocina.

Empezamos a picar las verduras para hacer una paella. Al cabo del rato, me encontré haciendo la paella, y a Manuel ofreciéndome los diferentes ingredientes y diciéndome que pusiera lo que yo quisiera. Apartamos unas berenjenas y algo de pescado para hacerlas a la plancha para mí en una sartén diferente, sin harina. Yo alucinaba mientras cocinaba. Dios nos había preparado una comida espectacular (ensalada, berenjenas, paella, cazón, helado e infusiones), y no solo eso, sino que me había puesto “al mando” de la cocina para asegurar que mi comida no tuviera gluten. Mientras cocinaba en casa de Manuel, me di cuenta de que ya no me dolía la espalda, y no me volvió a doler después.

Wai:  Mientras preparábamos la comida y la mesa le seguíamos hablando de Dios a Manuel… Él nos citaba versículos biblicos y realmente parecia a ratos que  él nos predicaba a nosotros. Nos admitió su problema con el alcohol y las mujeres. Nos mostró los poemas que le ha escrito a Dios, y eran bellisimos! Tambien nos contó que hace 2 semanas había estado orando en el jardín y llorando porque le pedía a Dios que cambiara su vida. Luego oramos por los alimentos y comenzamos a comer.

975928_10151625054757451_1849823293_n962014_10151625054777451_675714907_nMarisa: Seguimos hablando con Manuel durante la comida. Él sacó su biblia y la leímos. Oramos. Con nosotros también estaba Joaquín (nombre en clave), un chico de aproximadamente 30 años al que Manuel alquila una habitación. Compartimos el mensaje de la cruz con Joaquín, que se declaraba ateo.

Manuel se abrió mucho con nosotros. Nos dijo que había pasado por una situación personal muy difícil, que había sufrido mucho, pero que creía que gracias a Dios había podido salir de ella airoso. Nos dijo que una día, habiendo bebido unas copas de más, se había abalanzado sobre un hombre mayor, habían caído al suelo y al hombre se le había roto la rodilla. Todos nos miramos.

Empezamos a atar cabos, y efectivamente, se trataba de Manuel Andrés. Manuel era el hombre que Manuel Andrés no quería perdonar. Manuel nos contó que Manuel Andrés le había provocado, y al llevar unas copas de más actuó violentamente sobre él. Lo pasó muy mal porque su intención no había sido causarle tanto mal. Le había ido a visitar casi todos los días durante los meses que estuvo en el hospital. Manuel Andrés le había denunciado, pero el juicio salió favorable para Manuel.

Manuel le había ofrecido dinero a Manuel Andrés como compensación, pero Manuel Andrés no lo había aceptado, quería más.

Pasamos en su casa más de cinco horas mientras fuera llovía y granizaba. Manuel se preguntaba por qué había vuelto a salir a relucir el incidente con Manuel Andrés, y si Dios quería algo con ello. Volvimos a orar, a entregar la situación en manos del Señor y a pedirle fortaleza para que Manuel pudiera volver a él y dejar todo lo que le ata. Le dejamos uno de nuestros teléfonos y nos despedimos de él.

Esta historia me fascina. El amor que Dios tiene por las personas es increíble. Dios nos conoce por nombre y él desea sanar nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo. Aún sigo meditando en la historia de Manuel y Manuel Andrés y la manera en la que Dios hila todo. Él tiene un plan mucho más alto que el nuestro y anhela usarnos para restaurar vidas de otros.

No te pierdas la segunda parte de la crónica. Podrás leer más testimonios de lo que Dios hizo el resto del fin de semana.