Ocho consejos para evangelizar

Captura de pantalla 2015-08-05 a la(s) 13.59.58Gracias por ser una voz que clama en el desierto de tu ciudad y por salir de tu comodidad para hablar con las personas acerca de Jesús. Me gustaría darte ocho consejos que te serán útiles cuando compartas las buenas noticias de la cruz con personas en la calle. Sigue leyendo

No es nada nuevo

Captura de pantalla 2013-12-21 a la(s) 17.01.14Esta semana fui a la Puerta del Sol para participar con mis amigos de Ontheredbox. Cuando mi amigo terminó de predicar, yo me acerqué hacia un hombre que había estado escuchando el mensaje.

Buenas noches, ¿quiere un evangelio gratis? – dije yo.
No quiero saber nada de vosotros – Fue una respuesta directa, pero no quise darme por vencido, así que seguí:
¿Ha estado escuchando el mensaje de mi amigo, verdad? ¿Qué le ha parecido?
No es nada nuevo, y como te dije, no quiero hablar contigo, adiós.

La respuesta de este hombre me dolió, no podía evitar sentirme rechazado. Fue como si clavaran un cuchillo en mi pecho, y sus palabras continuaron dando vuelta en mi mente: No es nada nuevo.

Y tiene razón. El mensaje que predicamos no es nada nuevo, es el mismo mensaje que se ha predicado desde el principio de los tiempos, el mensaje de que no hay ni uno solo bueno y que lo único que podemos hacer para quitar el pecado de nuestra vida es poner nuestra fe en Cristo, aquel que perdona nuestra maldad si nos arrepentimos de corazón.

El mensaje que predicamos no se trata de nuevas filosofías ni de conocimientos complejos ni modernos. Se trata de lo más sencillo y a la vez lo más difícil: morir a nosotros mismos para que el Hijo de Dios nazca en nuestros corazones. Espero que estas navidades podáis disfrutar del regalo más importante y que celebréis a Cristo, que lo levantéis en alto y que sigáis proclamando Su nombre aunque a veces os rechacen.

Una historia vale más que mil palabras

Image¿Por qué es más fácil leer una novela que un tratado de filosofía? ¿Por qué nos gusta ver películas? ¿Por qué facebook tiene cada vez más usuarios? Aceptémoslo, nos gustan las historias. Si queremos comunicar de una manera eficaz tenemos que usar historias para explicar verdades profundas. Jesucristo mismo lo hacía, las llamamos parábolas. Las historias nos permiten conectar de una manera más profunda con nuestra audiencia. Con las historias no solo transmitimos información, también nos permiten transmitir emociones y motivar a quien nos escucha.

Por ejemplo, qué es más fácil de entender: «A Dios le gusta cuando damos con sacrificio» o «Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos monedas de cobre. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.»

Las historias nos conectan a un nivel más profundo. Sabemos que no se trataba de cualquier mujer, sino de una viuda, sabemos que el único sustento de esta viuda eran dos monedas de cobre, y estuvo dispuesta a quedarse sin nada con tal de ofrendar a Dios. Todos entendemos el punto central de la enseñanza de Jesús, él enseñó a sus discípulos una verdad profunda basándose en la historia que estaba sucediendo.

Os doy cuatro consejos que pueden servirte al momento de contar una historia:

1)  Debe ser sencilla. Recuerda: «lo bueno, si breve, dos veces bueno».
2) Trata solo un tema. No hables de muchos temas a la vez, concéntrate en uno solo, así evitas enrollarte.
3) Conectarás mejor si tu historia es positiva (y no trágica). Las personas recuerdan mucho más los mensajes positivos que los negativos.
4) Fácil de entender. Lo más importante es que nos entiendan, usa el lenguaje adecuado a tu público.

Pregunta: ¿Por qué crees que una historia vale más que mil palabras? ¿Lo has puesto en práctica?

Una voz clama

Con este post doy inicio al que será un blog dedicado a todas aquellas voces que están dispuestas a clamar en el desierto. Creo que muchos de nosotros nos hemos preguntado más de una vez cómo se supone que debemos seguir a Cristo en el siglo XXI. Por mucho tiempo hemos sido meros ecos del sonido que Dios quiere levantar en nuestra generación. Ya es el tiempo de que clamemos y nuestra voz resuene con claridad y firmeza. Me preocupa que tengamos miedo a hablar claro en una sociedad donde la verdad y la mentira esta entremezclada. Nos sentimos presionados a tener que «quedar bien» y nos olvidamos de ser voces de justicia. Hacemos actividades sociales, nos matamos por conseguir que la gente de «afuera» visite nuestras iglesias, pero nos olvidamos que no solo se trata de tenerlos delante sino de hablarles claro. En este blog los comentarios son bien recibidos.

Pregunta: ¿Cuántas veces has sido un mero eco y no una voz clara y firme?  ¿Cuál crees que es la diferencia entre ser eco y ser una voz?