Este fin de semana ha sido sin duda el más radical de toda mi vida. Habíamos decidido dedicar 24 horas para vivir «como los discípulos» pero no sabíamos exactamente qué nos ibamos a encontrar en el camino. Nuestro destino fue San Lorenzo del Escorial. Nuestra misión era predicar el mensaje de la cruz, sanar enfermos, amar a la gente y básicamente establecer el reino de Cristo en cualquier lugar donde estuviéramos. Sin dinero, sin mochila, sin comida, sin agua y sin abrigo, confiando que Dios supliría todas las cosas.
Llegamos al Escorial al mediodía y nos dividimos en cuatro equipos de tres personas (excepto un equipo de 4 personas) y comenzamos a preguntarle al Espíritu Santo que nos guiara hacia dónde y con quién teníamos que hablar. A continuación voy a enumerar algunas de las cosas que hemos vivido. Ha sido un viaje que nos ha llevado a situaciones límite, a matar nuestra carne a niveles inesperados. Es muy difícil relatar todo lo que vivimos, pero quiero compartirlo de la mejor manera para que pueda animaros y sepáis qué Dios tan grande tenemos.
ENCUENTROS DIVINOS Y MILAGROS DE SANIDAD
Aunque durante todo el día pudimos compartir con más de 30 personas, quiero compartir algunas historias que nos sorprendieron a lo largo del día:
1. Manuel y los 70 céntimos – Un hombre de aproximadamente 70 años, con dolor en una pierna y caminaba con dificultad. Cuando oramos por él, el dolor se le fue. Su esposa continuamente decía que Dios no hacía cosas imposibles, pero nosotros le contamos los testimonios que hemos visto e hicimos todo lo posible por impartir fe sobre su vida. Manuel nos regaló 70 céntimos aunque le dijimos que no lo hiciera y que nada de lo que hacíamos era por dinero, aún así insistió en darnos ese pequeño dinero que para nosotros fue una gran bendición: ¡pudimos comprar una botella de agua en un momento de gran sed y desesperación por agua!
2. Jesús de la Iglesia, el hombre que no podía dormir – De aproximadamente 70 años, fue un verdadero encuentro divino, habíamos caminado por mucho tiempo sin «encontrar» a nadie y cuando Jesús de la Iglesia (me encanta su nombre!) apareció a nuestra vista sentíamos que debíamos hablar con él. Cuando le preguntamos si nos dejaba orar por él, enseguida nos dijo que sí, nos pidió que oraramos por sus pulmones y así lo hicimos. Entonces comenzamos a orar para que pudiera dormir bien, sin despertarse por la noche. Él sorprendido nos dijo que ese era su problema, le costaba dormir debido a que no podía respirar.
3. Román, cristiano «apartado» que experimenta sanidad física y el llamado al arrepentimiento – El testimonio de Román es impactante. Un hombre latinoamericano de aproximadamente 40 años. Estaba bebiendo copas con tres amigos más en un callejón cuando nos acercamos a él. Preguntamos si alguno de ellos tenían algún dolor físico, nadie contestó. Cuando nos ibamos, Román nos detuvo y nos dijo que tenía un dolor muy intenso en su espalda desde hacía dos días. Cuando oramos por él, nos dijo: siento un calor muy fuerte en mi espalda, algo me está quemando! La oración no fue larga, quizá unos 40 segundos. Al terminar de orar le pedimos a Román que hiciera un movimiento que antes no pudiera hacer. Comenzó a agacharse y a moverse como loco: el dolor había desaparecido. Como lo importante no es sólo la sanidad sino el mensaje, le explicamos acerca de la necesidad de arrepentimiento y fe en Jesús, nos dijo que era un cristiano apartado y que vivía en adulterio y adicto al alcohol. Román comenzó a llorar y nos pidió nuestro número de teléfono. ¡Dios es bueno!
4. Miguel se quería morir (nombre en clave por respetar su anonimato) – Uno de los equipos encontró a Miguel sentado en un banco en un parque. Cuando le preguntaron si podían orar por él, comenzó a llorar. Miguel quería quitarse la vida. Con una gran tragedia personal y familiar, Miguel sólo deseaba morirse. Lo más sorprendente de la historia de Miguel es que uno de los chicos del grupo había vivido una historia similar y pudo testificarle sobre el amor de Cristo y la cruz. Y para nuestro asombro, ¡Miguel había escuchado el mensaje de la cruz meses antes en la Puerta del Sol! Es impresionante, ¡unos siembran y otros regamos! Después de una hora de estar con él, Miguel se fue lleno de fe, del mensaje de la cruz y confrontado con el amor de Dios.
5. Carlos, adolescente sanado delante del «público» (nombre en clave) – Esta historia me asombra ya que nunca nos habíamos atrevido a hacer algo similar. Por la tarde los equipos nos reunimos (sin buscarlo Dios nos unió) y decidimos predicar en la plaza principal donde se encuentra el ayuntamiento. Cuando empezamos a predicar la gente comenzó a acercarse, lo cual fue un gran milagro porque antes la plaza estaba bastante vacía. Alrededor de unas 30 personas se acercaron a escucharnos predicar al estilo «Ontheredbox». Compartimos un testimonio y un mensaje ilustrado. Hicimos llamado al arrepentimiento y fe en Jesús y sentíamos que alguien del público estaba con un dolor fuerte en el cuerpo, así que comenzamos a preguntar en voz alta si alguien del público tenía un dolor porque Dios quería sanarlo. Nadie decía nada, el silencio era muy incómodo, pero seguimos preguntando. Entonces Carlos, un adolescente de 14 años, levantó su mano. Le pedimos que se acercara hacia donde estábamos, delante de toda la gente mirando, y le preguntamos qué le dolía. Nos dijo que tenía un dolor en su cintura; no podía correr y caminaba con mucho dolor. Oramos por él y el dolor desapareció. Carlos comenzó a decir a todos sus amigos (un grupo de 10 adolescentes aprox.) que era verdad, que el dolor se le había ido. Los adolescentes y toda la gente, incluídos nosotros, estábamos sorprendidos.
6. Clara, bajo convicción del Espíritu Santo (nombre en clave) – Comenzamos a hablar con los adolescentes amigos del chico que había sido sanado y conocimos a Clara, una adolescente de aproximadamente 14 años. Dios nos dio palabra de conocimiento sobre ella y nos dijo que Clara estaba acostándose con un chico y eso le estaba produciendo grandes problemas con sus padres. Cuando le dijimos lo que Dios nos mostraba, Clara comenzó a llorar y se fue corriendo. Media hora después regresó para preguntar cómo teníamos esa información. Pudimos compartir con ella durante otra media hora. Su vida jamás será igual.
7. La mujer morena sin esperanza – Antes de salir de Madrid le habíamos pedido a Dios que nos mostrara por quién orar, una de las chicas del grupo tuvo una visión de una mujer morena sin esperanza, con su corazón llorando por una situación familiar difícil y complicada, y que Cristo quería encontrarse con ella. La encontramos y le hablamos de Dios de una manera muy directa, era testigo de Jehová pero no «practicante». La mujer parecía tener un muro muy fuerte pero sabíamos que se trataba de ella, así que le dijimos lo que Dios nos había mostrado. Comenzó a llorar. Pudimos orar por ella y mostrarle el gran amor de Cristo.
8. Dos hermanos experimentaron el poder de Dios – Durante la noche pudimos orar por dos hermanos (hombre y mujer). Los dos nos dijeron que sentían un calor muy fuerte sobre sus cuerpos y el dolor disminuyó. Estaban asombrados y agradecidos de lo ocurrido.
9. Niño sanado de dolor de pecho – Intentamos hablar con tres amigos, entre los cuales había un niño. No nos dejaron hablar con ellos pero el niño nos dijo que le dolía mucho el pecho. Cuando oramos por él el dolor se le fue.
MILAGROS DE PROVISIÓN
1. Comida – Dos de los cuatro equipos comieron sobrenaturalmente: Uno de los equipos iba caminando y un hombre que estaba sentado, sin conocerles, les dijo: ¿No tienen hambre? Este hombre les regaló un bocadillo y medio para comer. Pudieron hablar y comer con él. Otro equipo sentía que debía ir a lo más alto de la ciudad, caminaron por 30 minutos bajo el sol, sin ver a nadie, cuando regresaban se encontraron con una fuente de agua, comenzaron a beber y una mujer se acercó a hablar con ellos. La mujer los invitó a su casa, les dio agua, pan, chorizo y jamón. Pudieron hablar, orar y llorar con ella. Un tiempo preparado por Dios. Los otros dos equipos, incluido el mío, no comimos. En mi caso particular el hambre se me fue, lo cual fue un milagro, pudimos aguantar hasta la noche.
2. Cena – Al llegar el momento de cenar uno de los equipos encontró un árbol con uvas, otro equipo de los que no había comido fue en busca de comida y le dieron de cenar chuletón, huevos fritos y patatas, completamente gratis. Solo quedaba un equipo sin comer (el mío) y estabamos con bastante hambre. Fue maravilloso que los adolescentes con los que estuvimos hablando después de predicar, nos regalaron sus chuches (golosinas), fue el primer alimento que probé durante todo el día. Nunca había estado tan agradecido por algo tan sencillo como un dulce. Después, uno de los equipos que ya había comido fue en busca de comida para el resto y consiguieron tres bocadillos de tortilla española. ¡¡Estábamos tan agradecidos con Dios!! Comenzamos a compartirlo con todos. También encontramos un árbol con uvas, muchísimas, más de 10 racimos llenos de uvas. Lo interesante es que Dios nos dio: uvas (vino) y pan (bocadillo de tortilla). Dios nos preparó la Santa Cena como un regalo para nosotros.
3. Dónde dormir – Esta fue la parte más dificil del viaje. A las 3 de la mañana aún no habíamos encontrado dónde dormir, estabamos en la calle, en un cesped, pasando frío y humedad. Yo estaba desesperado y en un momento de mucha ansiedad, ya que tenía dos días sin dormir (la noche anterior no había podido dormir por los nervios). Me puse a orar ya que mi corazón estaba quejándose y desagradecido. Aunque había visto los milagros durante el día me costaba dar gracias a Dios por la situación tan incómoda en la que estábamos: cansados, con frío y sin poder dormir.. Y de repente, Dios nos envió a un hombre encargado de cuidar un parking! Nos dejó entrar en el parking y dormir en el suelo de las escaleras. Nunca pensé que estaría tan agradecido por dormir en el suelo, pero el simple hecho de protegernos del frío de la noche fue un milagro, pudimos dormir hasta las 6:30am.
4. Transporte de vuelta – El hombre del parking nos despertó a las 6:30am (porque su jefe iba a llegar y no podía vernos en el suelo de las escaleras). Estabamos cansados y con muy poca energía. No teníamos dinero para volver a Madrid. No sabíamos qué hacer pero el Espíritu Santo nos guió a la estación de autobuses. Cuando llegamos había un autobus con dirección a Madrid, el autobus iba a salir a las 7:00am. Hablé con el conductor y le expliqué nuestra situación de «vivir como los apóstoles», me dijo que no había forma de ir a Madrid sin pagar (cada billete costaba 4,20€), además que su jefe estaba ahí y no podía dejarnos pasar dentro del autobus. Le dije que si podía hablar con su jefe, me dijo que sí. Entonces hablé con su jefe. Completamente sorprendido por nuestra historia, el jefe me dijo que eramos muchos y que esperara. El dueño de la compañía vino para hablar conmigo, le explicamos la historia y nos dejó subir completamente gratis a todos! Durante todo este tiempo estabamos intercediendo por gracia de Dios para que nos abrieran puerta y pudieramos volver a Madrid.
LO MÁS DIFÍCIL
Sin duda lo más duro de este viaje fue matar nuestra carne a niveles nunca antes experimentados. Caminar bajo el sol, el cansancio físico, tener hambre sin poder comprar comida, pasar frío en la noche… Son cosas que te llevan a confiar en Dios plenamente. Hubo momentos de ansiedad pero Dios siempre impartía fe sobre nosotros. Lo más duro para mi fue la noche, me sentía impotente y fue un momento de gran debilidad. Una de las cosas que Dios me dijo fue: Yo soy uno más de vosotros, voy con vosotros!.
LO MEJOR
Ver a personas encontrándose con el amor de Cristo y siendo llamadas al arrepentimiento sin duda fue lo mejor de la experiencia. Los milagros de sanidad, la provisión, el amor que Dios puso unos con otros fue increíble. Nuestra fe fue retada y sin duda hemos visto que Dios cumple lo que dice, su palabra es real y sus promesas no fallan. Hemos podido experimentar que la comida no solo es física sino espiritual: hacer la voluntad del Padre.
EL RETO
Dios nos ha llamado a morir a nuestra comodidad, a renunciar a lo fácil y buscar su reino a costa de lo que sea. Con tal de ver a Jesús moverse haremos lo que haga falta. Deseamos más de Él porque nada se compara con ver su reino en esta tierra. Animamos a otros grupos de jóvenes a salir de su comodidad y no solo leer la biblia sino vivirla. ¡Es maravilloso! El gozo que Dios te da es incalculable. Si en un solo día hemos vivido tantas cosas. ¡imagínate toda una vida viviendo como los discípulos!