Una de las características que me fascinan de Dios es que es omnipresente. En todo lugar, en todo momento, no hay ningún lugar al que Él no pueda acceder. Muchas veces pensamos que Dios solamente se mueve en nuestras reuniones del domingo o en eventos y conferencias, pero lo maravilloso de nuestro Dios es que se mueve en cualquier lugar donde encuentre personas que quieran ser usados.
El reino de Jesús no es un edificio sino personas que se mueven, trabajan, toman café, van al supermercado, al centro comercial, etc. Es en esos lugares donde no nos hemos atrevido aún a establecer el reino de Jesús, pero es precisamente en los lugares de encuentro cotidiano donde tenemos que ser luz. El reino va con nosotros porque el rieno está entre nosotros.
La semana pasada Dios sanó a un chico en Milano, Italia, mientras repartíamos tratados en una esquina cualquiera de la ciudad y lo más maravilloso es que se arrepintió para con Dios y puso su fe en Cristo. Ayer Dios sanó a 4 personas en la Puerta del Sol, Madrid. Hoy fuimos a un centro comercial y Dios se movió en una feria de ocultismo, donde pudimos experimentar que quien está en nosotros es más fuerte que el que está en el mundo.
Cuando pensamos que el tiempo de «ministerio» había acabado Dios nos volvió a sorprender. Predicamos a 3 chicas colombianas en Starbucks y cuando salíamos vimos a una chica con muletas, le preguntamos si quería que Jesús la sanara y nos dijo que sí. Oramos por ella y Dios la sanó! Porque el reino está en todos lados, en la calle, en el centro comercial, en el metro.. a donde vayamos, Dios está con nosotros.
Pregunta: ¿Dónde crees que Dios quiere usarte para establecer Su reino?