Ha pasado casi un año desde que hicimos el último viaje “Cómo los Discípulos”. Este año tenía en mi corazón volver a hacer un viaje como el que Jesús diseñó para sus 12 y luego para sus 70 discípulos, donde los envió sin dinero, sin comida, sin mochila.. con las instrucciones de anunciar que el reino de Dios se había acercado y sanar a los enfermos que encontraran.

Si pudiera ponerle título a este viaje lo llamaría “El poder de la intercesión”. Fue el primero de los cuatro viajes donde teníamos un equipo de más de 20 intercesores orando por las 10 personas que viajamos. Fue realmente increíble ver cómo la atmósfera espiritual cambia cuando hay un respaldo de oración. Nunca habíamos experimentado tanta apertura en la gente como en este viaje y estamos seguros que fue por el poder de la oración que había detrás.

Antes de viajar de Madrid a Segovia nos reunimos los 10 miembros del equipo que viajamos para hablar y escuchar la voz del Espíritu Santo. Fue muy especial que dos de las chicas del grupo habían tenido sueños en días anteriores donde se veían hablando con mormones, algo que llamó mucho nuestra atención.

También dos personas del equipo mientras estábamos en silencio escuchando la voz de Dios vieron el nombre “Marta”, asociada con una mujer latina vestida de rojo. Dos personas vieron el logotipo de una paloma y otra persona sintió que en la noche recibiríamos ayuda de una pareja joven. Una de las chicas del grupo nos dijo antes de salir: “Me parece un poco extraño pero veo a Don Quijote andando por la ciudad”.  Otro de los chicos dijo: Veo un puente de piedra.

También sentíamos en nuestro corazón que durante este viaje debíamos hablar vida sobre la ciudad y orar para pedir perdón en el nombre de la ciudad.

Llegamos a Segovia a las 14:30h y aunque en los viajes anteriores nos dividirnos en equipos de tres personas al comienzo del viaje, en este viaje sentimos que debíamos ir juntos hasta una de las plazas principales de la ciudad para orar juntos por perdón y orar que Dios trajera vida sobre esta ciudad. Así que comenzamos a caminar juntos sin saber que Dios estaba apunto de cambiar nuestros planes..

Soledad y Diego

Tan solo habíamos caminado unos cinco minutos cuando una mujer que repartía folletos llamó nuestra atención. Así que Maria Antonieta (una chica de nuestro grupo) y yo comenzamos a hablar con ella, se llamaba Soledad y daba la “casualidad” que era mormona.  Nos dijo que tenía un dolor muy fuerte en el pie y le preguntamos si nos dejaba orar por ella. Nos dijo que sí pero cuando oramos nada ocurrió. Entonces ella nos dijo que por qué no nos sentábamos y hablábamos un rato más.

Una de las cosas que más me gusta en este tipo de viajes es que no tenemos límite de tiempo para hablar con las personas, literalmente podemos conversar con las personas el tiempo que nos dejen, sin prisa, escuchando tranquilamente. Estuvimos escuchándola por bastante tiempo y nos dijo que hacía unos meses ella había tomado la decisión de buscar más de Dios. Sentíamos que estaba con muchas ataduras y que necesitábamos hablarle de la libertad que da el Hijo de Dios.

Mientras hablábamos con Soledad llegó Diego, su compañero de trabajo. Yo aproveché para hablar con Diego mientras Maria Antonieta hablaba con Soledad.  Diego sabía que era culpable delante de Dios y pude darle la buena noticia de que Cristo es el único que podía perdonarlo de sus pecados y reconciliarlo con Dios, me dijo que tenía que pensar en el mensaje que le había dado antes de tomar la decisión de arrepentirse de sus pecados y entregar su vida a Dios  Mientras tanto Soledad había confesado a Maria Antonieta que era infiel a su marido y que vivía en una tremenda opresión espiritual. Maria Antonieta pudo orar con Soledad, lo sorprendente es que al terminar de orar el dolor del pie se le fue.

Jorge y su amigo

Dos de los chicos del equipo comenzaron a hablar con Jorge y su amigo. Jorge tenía un dolor muy fuerte en el cuello. Mis amigos le preguntaron si podían orar por él y Jorge accedió. Después de que oraron por él Jorge comenzó a reír y dijo: “¿Os puedo decir algo?” Mis amigos dijeron que sí y Jorge dijo: “El dolor se me ha ido, es verdad, esto es verdad” y mirando a su amigo le dijo “Ven y prueba”. Esta frase nos sacudió, ya que por la conversación que habíamos tenido con Jorge nos había dicho que era budista y que creía en la bondad, pero no creía en la resurrección de Jesús. Al recibir sanidad en su cuello le dijimos que por qué no le daba gracias a Cristo por lo que había hecho y dijo en voz alta: “Gracias Cristo por quitarme el dolor, y gracias a vosotros por tenerme paciencia”.  Aunque no había convicción de pecado en Jorge, sabemos que el haber experimentado sanidad en su cuello fue una prueba real de que Cristo ha resucitado y le pedimos al Espíritu Santo que hable a su corazón en estos días, para que le guíe al arrepentimiento y a Jesús.

Mariano quiere una Biblia

Mariano tenía dolor en el cuello y en la espalda. Le preguntamos en una escala del 1 al 10 cuánto dolor tenía y nos dijo que un 7. Le preguntamos si nos dejaba orar por él y dijo que sí. Oramos y el dolor le bajó a un 6, aunque no era mucho cambio estaba habiendo un progreso, así que volvimos orar y bajó a un 5, oramos una tercera vez y el dolor le bajó a 0!! Le hablamos a Mariano acerca del arrepentimiento de pecados y de la fe en Cristo, fue increíble ver la convicción de pecado y sobretodo que entendiera el mensaje de la cruz. Pidió perdón a Jesús y nos pidió una Biblia, nos dio su dirección para enviársela.

Tom, el dominicano

Dos personas de nuestro grupo comenzaron a hablar con un chico dominicano llamado Tom. Él les dijo mientras le hablaban: “me estáis leyendo la mente”. Aunque Tom no quiso dar su vida a Cristo dijo que se está planteando las cosas. Le damos gracias a Dios por habernos permitido sembrar verdad en la vida de Tom y para que el Espíritu Santo siga hablándole.

 

Los “Elder” mormones

Recuerdo que me sorprendía que las conversaciones no paraban de fluir. En los viajes anteriores siempre teníamos muchos momentos de “espera” y “silencio” pero en este viaje Dios nos daba encuentros divinos unos tras otros y estoy convencido que era debido a los intercesores.  Cuando terminábamos una conversación con alguien ya había otra conversación con otras personas de nuestro equipo hablando con más personas.. y eso sucedió con dos chicos mormones, comenzaron a hablar con dos personas de nuestro equipo y al final comenzamos a hablar todos con ellos. Nos sentamos en unas escaleras de la ciudad mientras conversábamos con ellos.

Aunque después de casi 40 minutos de hablar con ellos parecía que no llegábamos a ningún lado, ya que no se trata de discutir teología sino de levantar a Cristo y explicar a la gente la importancia de mirar hacia su eternidad, los jóvenes mormones estaban sorprendidos de nuestras preguntas, nos decían: “Vosotros tenéis preguntas demasiado difíciles, tenemos que estudiar más para responderlas”. Nosotros les hablamos de lo que Cristo había hecho en nosotros, de cómo el Espíritu Santo vive en nosotros y nos guía, del poder y autoridad que nos ha dado el Rey Jesús para ir a predicar el mensaje del reino a todo el mundo..

El Espíritu Santo le dio una palabra de ciencia a uno de mis amigos sobre uno de los chicos mormones, le dijo: “tu padre no es mormón y has venido a España huyendo de él..”, la cara del chico estaba a cuadros.. realmente una sola palabra de parte de Dios destruye todo argumento.. El chico afirmó que efectivamente, su padre no era mormón, pero no quiso seguir hablando con nosotros. Le pedimos a Dios que les hable y les guíe a toda verdad.

Julio experimentó salvación

Nunca olvidaré la conversación con Julio, un hombre de aproximadamente cincuenta años, sentado en la calle. Nosotros caminábamos para dirigirnos al centro de la ciudad cuando mi amigo Ramón vio a Julio y me dijo que fuéramos a hablar con él. Así que nos acercamos a él tres chicos del grupo, nos sentamos a su lado y comenzamos a hablar.

Julio conocía la cultura cristiana evangélica pero llevaba diez años sin ir a la iglesia porque se había ofendido con las personas de la iglesia, su vida era bastante caótica, estaba sentado solo porque quería “despejarse” de la situación por la que estaba pasando.

Comenzamos a hablarle de la importancia del perdón, de cómo Dios nos pedía perdonar a los que nos habían ofendido, le hablamos de la gracia de Cristo, de la eternidad y de que delante de Dios quedaríamos completamente expuestos. Julio nos dijo que iría al infierno, sabía que había pecado. Se podía sentir la convicción de pecado sobre la vida de Julio.. de repente nos dijo: “Lo único que quiero hacer ahora es ir a mi casa y arrodillarme delante de Cristo”.

Le dijimos que podía hablar con Cristo en cualquier lugar y comenzó a pedirle a Jesús que lo perdonara por sus pecados, entonces sacó un cigarrillo de su bolso del pantalón, lo rompió y lo tiró al suelo. Aunque nunca le dijimos a Julio nada acerca de fumar, creo que fue una obra exterior de algo que mostraba un arrepentimiento mucho más profundo en su corazón. ¡Dios es tan bueno!

Pudimos orar por Julio y bendecirlo antes de despedirnos de él. Fue un encuentro divino muy especial.

La historia de Shannon

Después de nuestra conversación con Julio comenzamos a caminar y dos de los chicos del grupo vieron el lugar de la visión que habían tenido en Madrid, una calle empedrada y una especie de puente de piedra, así que siguiendo lo que Dios nos había mostrado en la mañana tomamos la dirección de la calle empedrada. Llegamos a una especie de plaza donde casi no había ninguna persona, y un amigo y yo nos dimos cuenta que había una pareja de jóvenes a nuestro lado, así que comenzamos a hablar con ellos. Al principio parecían bastante duros, pero poco a poco fueron abriendo sus corazones a nosotros, oramos por ellos aunque no quisieron arrepentirse de sus pecados.. cuando terminamos de hablar con ellos me giré y vi que una chica de nuestro grupo estaba sentada en un banco con otra chica que recién había conocido, orando juntas.. me llamó mucho la atención, estuvieron hablando bastante rato.. después supe la historia:

Shannon es una chica americana que vino a Madrid para trabajar en una escuela dando clases de inglés, esa mañana Shannon le había pedido a Dios que le mostrara si realmente existía. Haber encontrado a Shannon fue un verdadero milagro porque ella no planeaba venir a Segovia ese día, sin embargo las circunstancias se dieron de tal forma que fue ese día fue a Segovia sin saber que se encontraría con Cristo. Shannon entregó su vida a Cristo!!!!! y el domingo siguiente vino a nuestra iglesia local, donde pudimos conocer más de su historia. Ella nos dijo que había escuchado mucho acerca de Cristo pero que aquel día en Segovia cuando mi amiga se acercó a hablar con ella,  supo que Cristo era real. Actualmente Shannon viene a nuestras reuniones de jóvenes y cada vez que la vemos es un gozo recordar que los “encuentros divinos” existen.  Aunque Shannon solo estará un par de meses más en Madrid antes de regresar a Estados Unidos, sabemos que Dios ha marcado su vida.

Después de que escucháramos el testimonio de Shannon tuvimos un tiempo de alabanza y oración por la ciudad. Nos fuimos llenos de gratitud de aquella pequeña plaza a la que Dios nos había guiado y en la que aparentemente no había mucha gente.. pero Dios, que sabe todas las cosas, preparó todo para que pudiéramos estar ahí y una chica llamada Shannon pudiera conocer el amor de Cristo.

Predicando en la plaza de la ciudad

Poco a poco la noche se acercaba y decidimos ir a la plaza principal de Segovia para predicar. Aunque no había mucha gente, unos adolescentes nos escucharon a lo lejos.

Después de compartir algunos testimonios y el mensaje de la cruz, nos acercamos a dos grupos de adolescentes. Pudimos hablar con Alejandro e Iván, ambos entendieron el mensaje de la cruz y había un peso muy fuerte de convicción de pecado sobre sus vidas.

 

Después de explicarles lo que significaba arrepentirse de sus pecados y poner toda su confianza en Cristo, les preguntamos si querían rendir todo a Cristo y entregarle sus vidas, y nos dijeron que sí. Delante de sus amigos le pidieron a Jesús perdón y tomaron la decisión de vivir para Él.

 

Provisión de comida

Ya comenzaba a oscurecer y el frío se sentía cada vez más. No habíamos comido nada en todo el día pero estábamos llenos de gratitud por todo lo que Dios nos había permitido vivir. Estuvimos caminando por muchos lugares.. luego nos sentábamos para descansar.. habíamos estado horas hablando con personas y caminando por la ciudad y nuestros cuerpos estaban sintiendo mucho cansancio.

Yo me sentía muy nervioso porque era el primer viaje “como los discípulos” donde no habíamos visto nada de provisión de comida durante todo el día. Cada vez que me venían pensamientos de dudar de la bondad de Dios me reía de esa mentira, sabiendo que Dios es bueno y que Él no nos iba a dejar solos.. sin embargo pasaba el tiempo y no veíamos nada.

Mientras caminábamos, uno de los chicos vio un bar que se llamaba “Mesón Don Sancho” que temía la foto de Sancho Panza y recordó que una de las chicas había visto una visión de Don Quijote, así que se acercaron hacia allí. Entonces un hombre salió del bar y mi amigo tuvo una palabra de ciencia, el Espíritu Santo le dijo “el hombre se llama Jose y tiene problemas cardiacos”.  Se acercaron a él y le preguntaron “Buenas noches, ¿de casualidad no se llama Jose?”. El hombre estaba atónito y les dijo que si eran adivinos.. entonces le preguntaron “¿Y no tendrás problemas cardiacos?”.. el hombre casi se cae del asombro, ya que un mes antes había tenido un paro cardiaco y había estado hospitalizado por bastantes días. El hombre, que se llama Jose, era el dueño del bar, estaba bastante consternado por la palabra de ciencia de mi amigo y nos preguntó quiénes éramos. Le explicamos la historia, oramos por él,  su esposa salió también al encuentro y nos ofrecieron comida! Yo no podía creérmelo.. estaba feliz, me sentía tan humilde de ver la mano de Dios de una manera tan fuerte..  Jose nos dio unos pequeños bocadillos y una botella de agua para nuestro equipo, no era mucho pero estábamos muy agradecidos por lo que Dios había hecho.

Después de hablar bastante rato con Jose y su esposa, nos fuimos a la estación de autobús para protegernos del frío y para comer los bocadillos que nos había dado Jose. Alguien del equipo dijo: Vamos a orar para que Dios multiplique los bocadillos y cada uno coma dos bocadillos en lugar de uno. Dimos gracias y comimos. Entre tanto.. una de las chicas del grupo desapareció.. yo estaba preocupado porque era de noche, hacía mucho frío y no sabía dónde estaba. Salimos a la calle a buscarla pero no aparecía.. Después de casi media hora la chica regresó con una bolsa llena de bocadillos más grandes, suficientes para todo el equipo (éramos diez personas). Le preguntamos que había pasado y nos dijo que el Espíritu Santo le había dicho que saliera de la estación, al salir vio un lugar y el Espíritu Santo le dijo que fuera ahí porque nos iban a dar de comer. Entonces fue a un restaurante, el dueño estaba cerrando, ella le explicó nuestra historia y el dueño pidió al cocinero que volviera a encender la cocina y que nos prepara comida, bocadillos enormes y suficientes para todos. ¡No podíamos creer que Dios había multiplicado la comida de esa manera!

Vigilia de oración inesperada

Durante la tarde, Brittney había sentido que una mujer latinoamericana nos ayudaría (en cuanto al tema de dónde pasar la noche) y lo compartió con el resto del equipo. Momentos después dos chicos del grupo vieron a una chica dominicana que trabajaba en una cadena de restaurantes que se llama “Cien Montaditos”.. y comenzaron a a hablar con ella. En la conversación le explicaron por qué estábamos en Segovia y ella dijo que salía de trabajar a las dos de la madrugada, y nos dijo que si aún no teníamos a dónde ir a esa hora, que fuéramos al restaurante cuando ella saliera del trabajo.

Era aproximadamente la 1 de la madrugada y no había casi nadie en la calle. La estación de autobuses estaba cerrada y nuestra única esperanza era la chica de los Cien Montaditos, así que nos sentamos fuera del restaurante a esperar a que saliera. Recuerdo que el frío era tan fuerte que los minutos parecían horas.. pero finalmente a las 02:15 la chica salió y se acercó a nosotros para decirnos que no podía ayudarnos pero que la mujer que cuidaba a su bebé era cristiana y que creía que estaba en una iglesia en una reunión de oración.

A mi me sorprendió que hubiera una reunión de oración a las 02:15 de la madrugada, pero le dijimos que nos llevara ahí y nos guió hasta la iglesia. ¡Era un milagro que hubiera una iglesia evangélica en Segovia abierta a esa hora!

Más tarde supimos que la iglesia la habían abierto hace nueve meses y que era la primera vigilia de oración que organizaban. El domingo anterior a nuestra visita, el pastor dijo desde el púlpito: el próximo viernes tendremos una vigilia de oración.. y era justo el día que nosotros estábamos en Segovia..!!!

Cuando entramos a la iglesia, las personas pensaron que no éramos creyentes, pero después de escucharnos orar se dieron cuenta que éramos cristianos. Fue un tiempo muy especial, sobretodo cuando nos enteramos que los pastores son turcos (ya que nosotros tenemos una carga muy fuerte por Turquía, más info en: www.preciosasangre.org) y más o menos a las 4 de la madrugada el pastor me pidió compartir en la iglesia sobre nuestro viaje. Los pastores son un matrimonio joven, y fue justo la palabra que una de las chicas había tenido por la mañana, que una pareja joven nos ayudaría en la noche.

Fue un honor muy grande poder pasar la noche orando con otros hermanos y nos quedamos muy impactados al recibir una ofrenda de la iglesia para poder regresar a Madrid.

De vuelta a Madrid

La ofrenda que nos dieron en la iglesia fue suficiente para enviar a 5 personas del equipo de vuelta a Madrid. Tan pronto como abrieron la estación de autobuses la mitad del equipo regresó a Madrid y la otra mitad nos quedamos en Segovia esperando a ver qué más tenía Dios preparado para nosotros.

Recuerdo que después de despedir a la primera mitad del equipo, el resto fuimos a la cafetería de la estación solo para protegernos del frío. No teníamos dinero para comprar nada, pero estando ahí sentíamos que Dios nos pedía hablar con la mujer encargada de la cafetería. Antes de acercarnos a ella le pedimos a Dios que nos diera una palabra para ella y lo que nos dijo fue que orásemos por sus hijos. No estábamos seguros de que la mujer tuviera hijos, pero nos acercamos a ella y le dijimos lo que sentíamos, entonces comenzó a quebrantarse y a decir que sus hijas son lo más valioso que ella tiene. También comenzó a hablarnos sobre una de sus hijas que es católica carismática y que tiene mucha hambre por buscar más acerca de Dios. Tuvimos una conversación muy buena con ella y pudimos orar por sus hijas ahí mismo.

Después de hablar con ella nos sentamos en una de las mesas de la cafetería solo para descansar. Estábamos animados y desanimados a la vez, las emociones estaban a flor de piel, y entonces le pedimos a Dios que necesitábamos ver su mano una vez más y a los dos minutos ocurrió algo que nos animó mucho: la mujer del bar con la que habíamos orado nos trajo cinco cafés calientes para todos. Fue algo muy especial, en medio de cansancio y frío sentir la provisión de Dios fue un regalo increíble.

Después de quitarnos un poco el frío salimos de la estación y comenzamos a hablar con algunas personas. La mayoría de personas nos rechazó pero una conversación llamó mucho mi atención, era una mujer que vivía en la calle. Cuando hablamos con ella nos dimos cuenta que había sufrido mucho pero lo que me sorprendió es que era incapaz de ver su pecado delante de Dios, estaba convencida que nunca había pecado y que merecía ir al cielo. Con mucho respeto y amor intenté explicarle que todos hemos pecado.. al final oramos juntos y le pedí al Espíritu Santo que trajera sobre ella convicción de pecado, porque si Él no nos convence de nuestro pecado, nadie es capaz de hacerlo.

Pasaban las horas y tuvimos algunas conversaciones más. La verdad es que comencé a sentirme muy nervioso porque los que quedábamos estábamos muy cansados. No sabíamos qué hacer. Fuimos a la estación de tren y vimos que había un tren que regresaba a Madrid a las 13:00h. Entonces recordé que en mi teléfono tenía la fotografía de la tarjeta de mi madre y pensé que podría usarla comprando los billetes por internet desde el teléfono de uno de los chicos del grupo. Me sentía muy raro porque quería ver provisión viniendo de otra forma, tal cómo nos había ocurrido con los primeros cinco que regresaron gracias a la iglesia de Segovia, pero al mismo tiempo pensaba que era un milagro que recordara que entre cientos de fotografías tenía la fotografía de la tarjeta de mi madre, así que la utilizamos y pudimos comprar los billetes de vuelta.

Al cabo de más o menos 30minutos, salieron varias personas del tren que venía de Madrid, y entre ellas venía una chica de una iglesia de Madrid. Recuerdo que cuando la vi pensé: Si hubieras esperado un poco más seguramente Dios habría provisto a través de ella. Pero creo que en medio de nuestras debilidades Dios se glorifica y Dios proveyó en cualquier caso.

Lecciones que aprendimos

Creo que la mayor lección es no volver a hacer un viaje de estas características sin un grupo de intercesores, ya que este viaje fue maravilloso porque teníamos intercesores respaldándonos en oración y la atmósfera espiritual era increíble. Notábamos Su Mano cada minuto..  conversación tras conversación… Dios nos guiaba con los hambrientos y nosotros podíamos darles del pan de vida.

Otra de las lecciones es que el gozo del Señor es nuestra fuerza. En los momentos de duda y debilidad nos reíamos, no queríamos desanimarnos, sino recordar que Dios quiere derramar aceite de gozo sobre su iglesia.

Cada viaje vemos un poco más del carácter y bondad de Dios.. nunca voy a sorprenderme de las historias que Dios hace.. de su amor por reconciliar a la humanidad consigo mismo.. de que su corazón está deseando perdonarnos y salvarnos y solo espera a que su iglesia se movilice y salga a las calles.. Él no quiere que Nadie perezca sino que todos se arrepientan..

No sé cuando haremos el quinto viaje.. pero sé que cada uno de los cuatro viajes que hemos hecho hemos visto la mano de Dios de una manera increíble.. Su Poder.. Su Reino.. no quiero olvidarme nunca de lo que Él hizo esos dos días y por eso he escrito estas historias, para que cada vez que alguien las lea, Cristo se lleve todo el honor y que Su Novia sea inspirada a salir a las calles y ejercer el ministerio de la reconciliación.  Gracias Jesús por dejarnos servirte.. por amarnos.. por ser nuestro Padre y por guiarnos en cada paso. Te amamos.