Les quiero compartir un testimonio que una conocida que vive en EEUU publicó la semana pasada en su perfil de Facebook (y me ha dado permiso de traducirlo a español y publicarlo). Leer su testimonio me retó a ser más obediente a lo que Dios nos pide y me recuerda el gran amor y poder que tiene Cristo para sanar nuestras enfermedades. Él llevó nuestro dolor y enfermedad en la cruz y su anhelo es traer sanidad a todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo. Disfrutad con su testimonio:
Hace unos cinco años me di cuenta que tenía un bulto en la espalda que era bastante grande. Los médicos dijeron que era un tumor y que tenían que extirparlo quirúrgicamente. Gracias a Dios no era canceroso, pero se había extendido a lo largo de toda la espalda. Para no aburrirlos con todos los detalles, sólo voy a decir que tuve que ir al médico cada día durante dos meses hasta que mi tumor fue sanado. Mi espalda ha estado bien hasta el año pasado, cuando me di cuenta que había un bulto justo encima de mi vieja cicatriz, el bulto tenía el tamaño más o menos de una pelota de tenis. Fui al médico hace un mes y después de examinarlo me dijo que parecía que tenía otro tumor justo debajo de mi cicatriz. La doctora me dijo que el bulto era bastante grande y que necesitaría una cirugía. Me dio cita para ir con el cirujano que me operó la última vez. La cita era durante las vacaciones de Acción de Gracias y la operación la tendría durante las vacaciones de Navidad.
Sabía que mi último tumor no era canceroso, pero me preocupaba que estos últimos fueran tumores y que necesitara tener cirugía otra vez. La semana pasada asistí a una reunión donde oraban por enfermos. Había muchas personas que daban testimonio de lo que Dios había hecho en su vida y dijeron que orarían por los que estuvieran enfermos al final de la reunión. La verdad es que no me gusta nada pedir ayuda a la gente, incluso pedir oración, aunque sé que es algo que Dios está tratando en mi vida y me está enseñando a hacerlo más. Durante la reunión yo sabía que Dios quería que pidiera oración por sanidad para mi espalda. No quería pasar al frente para que oraran por mí, así que le pregunté a mi líder de discipulado que estaba sentada junta a mí si podía orar por mí y lo hizo.
No sentí que nada hubiera cambiado en mi espalda. A lo largo del día y los días siguientes, fui comprobando que el bulto de mi espalda iba reduciendo bastante. Ayer por la noche volví a mirar mi espalda y no había prácticamente nada.
Fui al cirujano para ver qué es lo que me decía él. Cuando entré al consultorio revisó mi espalda y parecía confundido. El cirujano me dijo que el informe que recibió de mi médico afirmaba que tenía un bulto bastante grande, pero que al revisar mi espalda no sentía nada!
Le dije al cirujano y a sus dos ayudantes que habían orado por mi la semana pasada y que Dios me había sanado!!!
Estoy tan contenta de haber obedecido a Dios y pedir ayuda de otras personas. Muchas gracias a mi líder de discipulado por haber sido obediente y haber orado por mí. Estoy completamente sana y no necesitaré cirugía! Gloria a Dios!!!! Él es mi Sanador!
GLORIA A DIOS. QUE GRANDE ES EL SEÑOR. BENDITO SEA DIOS.